7.9.05

La terrible "vuelta al cole"


Muchas son las cosas que me fastidian de la vuelta al trabajo (como a casi todo el mundo). Una, que se acaba el verano, que es mi estación preferida, y otra vez hay que afrontar los "nueve meses de invierno". Otra, que siempre retumba en la cabeza la espantosa canción del Dúo Dinámico (peor aún si alguien la canta cerca de mí). Otra (de las peores), el aluvión de colecciones estúpidas que se ofrecen por fascículos cuando agosto llega a su conclusión (¿pero realmente hay alguien que coleccione dedales, barriguitas [*] o haga casas de muñecas andaluzas...?)

Y otra es que al volver uno se encuentra la biblioteca en plenos exámenes. Donde ahora trabajo no hay tanto problema porque no se puede decir precisamente que nos hallemos en poblado. Pero antes... La última quincena de agosto ya nos veíamos asaltados por las hordas de adolescentes tardíos medio histéricos en busca de su mesita, su sillita y su aire acondicionado. Volvían las quejas por todo: que no hay sitio, que me lo han quitado, que hace frío, que hace calor, que por qué no abrís ya hasta la una de la madrugada... Otra vez las carreritas para responder a esta vacua llamada al móvil que, por supuesto, estaba encendido a pesar de que un 80 % de los estudiantes digan en las encuestas que cumplen con la norma que obliga a tener el celular apagado en la biblioteca. Otra vez los múltiples paseos para lucir modelitos y bronce -ellas y ellos- o contarse las vacaciones (muchas veces he pensado que la mayoría de la gente que acude a la biblioteca en época de exámenes viene a hacer vida social, no a estudiar). Otra vez las colas en la puerta del edificio y la entrada tipo primer día de rebajas...

En fin, que el síndrome postvacacional se hace mucho más duro en septiembre si uno trabaja en una biblioteca universitaria.

[*] Barriguitas: pequeño muñeco que se hizo célebre entre las niñas en la década de los 70. Entonces no existían ni los móviles ni las gameboys

1 comentario :

Paco López-Hernández dijo...

Es que su uso se prolongó. Espero que tus días caóticos te sean también leves. (Por cierto, vista, suerte y... ¡al toro, morenaza!)