11.6.21

"Testigo imprescindible": Novela de la "fatiga pandémica"

 


Acabo de publicar por medio de la plataforma KDP Testigo imprescindible, el nuevo caso que hago protagonizar a mi querida inspectora Susana Gutiérrez. Han sido bastantes meses de una tarea un poco irregular. Empecé con ganas, como suele ser habitual, pero luego fui subiendo y bajando (sobre todo bajando), como los datos de la maldita pandemia. En octubre estábamos comenzando a salir de la segunda ola, pero no sabíamos que poco antes de Navidades se iba a desencadenar la tercera (en la que hizo acto de presencia Filomena, con la nevada más grande que yo haya visto), a la que casi no dio tiempo a bajar cuando llegó la cuarta, por suerte más suave que las anteriores... No estoy descubriendo nada nuevo, todos lo hemos padecido, a todos nos ha llegado la dichosa fatiga pandémica, que supongo que se manifestará de maneras muy diversas. En mi caso creo que ha impregnado la redacción de esta historia, que ha coincidido con la secuencia temporal que os acabo de describir; ya lo he comentado en las redes cuando he anunciado la aparición del libro, pero como la repercusión de esos anuncios es más o menos cercana a épsilon, no creo ser reiterativo si de nuevo hago el símil por aquí.

¿Por qué es una novela de la fatiga pandémica? Porque en ella creo que Susana ha hecho casi todo lo que se nos ha vetado durante estos larguísimos meses. En ninguna otra de las novelas la he puesto a hablar con tanta gente ni la he obligado a ir a tantos sitios, justo lo que yo no he podido hacer. Es más, la resolución se da a más de mil quinientos kilómetros del barrio de Chamberí, su entorno habitual (la foto de la cubierta es una pista). Todo esto no es una garantía de que la historia sea decente, de que entretenga a quien tenga la amabilidad de leerla. He de confesar que he tenido grandes tentaciones de dejar esta novela guardada indefinidamente en un cajón pero, al fin y al cabo, esa misma tendencia a épsilon que tiene la difusión de mis anuncios en Twitter o Instagram la tiene la distribución de mis novelas, que suelen ser leídas por un pequeño (mejor dicho, pequeñísimo) grupo de irreductibles que en ocasiones me animan para que siga. Así que al final me dije ¿por qué no? Los churros no siempre salen perfectos, en ocasiones alguno da pena verlo pero igualmente nos lo comemos e incluso puede que sepa bien... Así que ahí la tenéis. Ya os he puesto el enlace en la primera frase de este texto, pero si de nuevo os digo que la podéis conseguir aquí (gratis en formato Kindle si tenéis suscripción a Kindle Unlimited):


no creo que eso altere mucho el valor de épsilon...