15.12.20

Llegó el 15 de diciembre... Llegó el "Día de Garabitas"


Año raro este... En la primera entrada del olvidable 2020 hablé de orillar un tanto mis veleidades literarias y de tratar aquí más bien cosas prácticas relacionadas con mi verdadera profesión, la de bibliotecario. En parte lo cumplí, pero la maldita pandemia se puso por medio y el propósito se ha quedado más bien en eso, en un deseo. Ahora vuelvo a tener abandonado el blog, sin publicar nada desde agosto, pero... Ha llegado el 15 de diciembre, el que audazmente declaré hace ya tres años como el "Día de Garabitas". Os remito a esta entrada de 2017 para la explicación de esta osada frivolidad. Y a esta de justo hace un año para que leáis el primero de los capitulillos que tiene El cerro de Garabitas, mi segunda novela. En el mensaje de este año os voy a contar algo más de la historia de ese texto.


Hará un cuarto de siglo, año arriba o año abajo, empecé a borrajear algo que titulé Cuatro relatos madrileños, cuatro historias que tendrían en común el protagonismo de la villa que me vio nacer y que se ubicarían en cada una de las cuatro estaciones del año. La única que adquirió algo de cuerpo fue la del invierno, que, como os imaginaréis, fue el germen de El cerro. Más de veinte años durmió el sueño de los justos hasta que me decidí a volver sobre ella y convertirla de relato más o menos breve en novela. Pensé que no estaba del todo mal y, por tanto, decidí probar suerte en una editorial que acababa de conocer. Sé que me repito mucho (mi vanidad me lleva a veces a releer lo que publico por estos pagos), así que no voy a contar aquí esto, pues ya lo hice en su momento (en esta entrada de julio de 2015).

Lo que quiero contar hoy aquí es que después de cinco años y en vista de que la novela apenas se vendía, me decidí a pedir la resolución del contrato que me vinculaba con la editorial Libros.com (a la que siempre estaré agradecido) para poder publicarla por mi cuenta en Amazon. Y allí es donde ahora se adquiere (os pongo el enlace, está tanto en formato papel como Kindle), después de que hiciese levísimas correcciones. Levísimas por poco necesarias, ya que es la única de mis novelas que ha sido sometida al escrutinio de un corrector (que, todo hay que decirlo, tampoco me indicó demasiados fallos).

Pues bien, llegó el "Día de Garabitas", llegan las Navidades y por fin se va este 2020. No voy a expresar deseo alguno sobre el año que viene, ya que el dichoso Coronavirus no sabe ni de fronteras, ni de horas del día, ni de meses del año. El que arbitrariamente consideremos que el 1 de enero se pasa una página y empieza algo totalmente nuevo le da igual a ese amasijo de moléculas que tanto daño es capaz de hacer. He dicho que no voy a expresar deseos, pero de inmediato me retracto. Deseo una vacuna, deseo una inmunidad de rebaño, deseo poder abrazar de una vez a la gente que quiero sin tener miedo a nada más que a producir algún chasquido con la apretura. También deseo que si no sabéis que regalar, probéis con esta novelita madrileña, navideña y creo que optimista. Si es así, muchas gracias y espero que quien la reciba disfrute, casi tanto como yo lo hice al escribirla.

28.8.20

Novedad en Turnitin: Marcas de alerta


A la vuelta de las (presuntas) vacaciones y al entrar por primera vez a Turnitin, me he encontrado con una novedad: las "marcas de alerta" (o "flags" en la versión en inglés). Como os imaginaréis, me llevé una buena sorpresa y como mi curiosidad es casi patológica, me puse a indagar (ya que en ninguno de los informes que saqué desde entonces me salió nada en este apartado)

¿Qué son las marcas de alerta?

Si no lo he entendido mal, a partir de ahora el algoritmo de Turnitin no solo detectará coincidencias de texto, sino también otras cosas "sospechosas". Fundamentalmente dos, lo que llama (como veis en la imagen), "texto oculto" y "caracteres reemplazados".

Consultando la ayuda, he leído con cierta sorna cómo hablan de los vídeos que proliferan en YouTube con diversos trucos para "engañar" a Turnitin. Uno de esos trucos es, al parecer, la inclusión de texto oculto. El ejemplo que ponen es colocar comillas antes y después de un texto plagiado. De ese modo, si tenemos activa la opción de excluir citas, el programa no consideraría esa parte como una coincidencia, sino como una cita y no la resaltará. Pues desde ahora se acabó el chollo, ya que se nos indicará como una marca de alerta.

En cuanto a los caracteres reemplazados, otro truquito de los tramposillos es sustituir alguna letra del alfabeto latino por otra que sea parecida del griego o del cirílico, por ejemplo. De ese modo, el programa tampoco encontraría la coincidencia. Pues otra picardía que tampoco va a valer ya, pues desde ahora se nos señalará como otra marca de alerta.

Si queréis ver la explicación que da Turnitin y algún ejemplo gráfico de cómo nos señalarán esos caracteres reemplazados (que no pongo aquí para que no se considere plagio), consultad la página correspondiente (en inglés).

6.8.20

"Las hermanas Sutil": nuevo caso de la inspectora Susana Gutiérrez (en la pandemia)


Sigo con el paréntesis literario, propiciado por las vacaciones. Pronto volveré con otras cosas más serias y prácticas, pero dejadme que ahora os presente al último miembro de la familia, Las hermanas Sutil, el nuevo caso que ha de resolver mi querida Susana. Os voy a copiar aquí el prólogo que por primera y acaso por única vez he puesto a una de sus novelas (en seguida sabréis por qué), no sin antes indicaros que, como veis en la foto, hay un marcapáginas en el libro: se lo está leyendo mi chica, que es la crítica más implacable de mis garabatos (¡a ver qué me dice!...) Ahí va el prólogo, que a la vez sirve como presentación:

Nunca he sentido la necesidad de poner un prólogo a las historias de la inspectora Susana Gutiérrez Mon. Siempre he pensado que hay que cederle la voz, para que cuente sus peripecias y nos haga partícipes de ellas. Sin embargo, voy a hacer una excepción, sobre todo para explicar el subtítulo de «novela de la pandemia» que lleva este relato. 

El embrión de la historia de las hermanas Sutil se me ocurrió un par de meses antes de que la dichosa pandemia entrase en nuestras vidas. Fue curioso, pues creo que fue la primera vez que elegí el título de una novela –una tarea que siempre me cuesta mucho trabajo– antes de comenzar a escribirla. Pero luego, como digo, la pandemia no solo entro en mi vida, sino que se coló en la novela que empecé a escribir en los peores momentos, a finales de marzo, cuando la transmisión del maldito virus parecía no tener freno y aún se veía muy lejano el ya célebre y tan deseado «pico». Fue inevitable, por tanto, que esta situación horrible no interviniera como un personaje más en la trama que había ideado antes de su llegada y a la que no había sido invitada.

Pero quizá el impulso principal de este prólogo-explicación haya sido leer a ciertas personas renegar de la cantidad de «basuras escritas en quince días» que iban a aparecer como consecuencia de estos momentos de cruel confinamiento (hay que decir que, para asombro de muchos, el filósofo esloveno Slavoj Žižek ya publicó a finales de marzo un libro titulado Pandemic! acerca de la COVID-19 y la necesidad de reformar la sociedad actual, cuando ni siquiera se atisbaba el tremendo alcance que tendría la epidemia; estuvo disponible en español en el mes de mayo). «No habrá escritorzuelo que no pretenda dar su versión de esta época que nos ha tocado vivir, y ¿a quién le importa eso?», decían algunas voces, lamentándose de esta marea de gente que escribe –y que se cree escritora– propiciada por las redes sociales y las plataformas de autopublicación. 

Quien escribe se refleja siempre en sus obras de una u otra manera y quien diga lo contrario miente. Por muy fantasiosa que sea la historia, por muy alejada que parezca de la experiencia vital de quien la ha creado, siempre hay algo que se trasluce en los personajes que ideamos. Yo he utilizado mil veces a mi inspectora Gutiérrez para expresar mis opiniones sobre muchos de los aspectos de la sociedad en que vivo. ¿Por qué no convertirla ahora en vehículo de la multitud de sentimientos que una situación así ha provocado en mí y en quienes me rodean? 

Quizá sean fundadas las quejas de quienes ven intrusos en todas partes borrajeando páginas y más páginas sobre cómo ha afectado la pandemia a sus vidas –o sobre cualquier otra cosa. No obstante, en descargo de quienes lo han hecho –de quienes lo hemos hecho– habría que decir que esta «generación sin tragedia», como alguien que no recuerdo la ha calificado, ya tiene la suya. ¿Acaso habría que reprochar a las que vivieron la segunda guerra mundial, por ejemplo, que tal acontecimiento influyese en lo que escribieran o que impulsaran a mucha gente a poner por escrito sus experiencias relacionadas con aquella terrible tragedia? 

En definitiva, aquí tenéis un nuevo caso de la inspectora Susana Gutiérrez donde además os contará cómo ha reaccionado ante las diferentes etapas que hemos vivido durante la pandemia provocada por el coronavirus, desde el estricto confinamiento inicial hasta la «nueva normalidad» –de nombre tan inquietante–, pasando por las sucesivas suavizaciones del encierro. Es muy probable que sus reacciones coincidan, al menos en algún caso, con las vuestras y os identifiquéis con ella.

Si he sido capaz de suscitar vuestro interés, tenéis esta novela disponible en Amazon, tanto en formato Kindle como en papel.


12.5.20

Tres nuevos títulos (breve paréntesis literario)

Cuando comenzó este 2020 (vaya añito que se nos está quedando...) me propuse dar un pequeño giro a este mi blog más antiguo y dedicarlo ya no solo a mis veleidades literarias, sino a hablar de algunas de las cosas que hago en mi verdadero trabajo, el de bibliotecario. Mi intención no ha cambiado, pero como estamos en la época de los paréntesis, en este que ha abierto ese virus de cuyo nombre no quiero acordarme, voy a hacer otra breve incursión en mi faceta de aprendiz de escritorcillo. Después seguiré con Turnitin y cosas por el estilo.

La última vez que hablé de una de mis criaturitas literarias fue allá por el mes de septiembre. Desde entonces han visto la luz tres libros más sobre los que os voy a decir cuatro palabras en esta entrada.

La Quinta de Canillas


Iba a decir que se trata de "mi proyecto más ambicioso", pero os confieso que ya de por sí el poner el adjetivo "literario" en el título de esta entrada me parece una pretenciosidad... Por tanto, mejor comentaré que es mi novela más larga, la que más tiempo me ha llevado escribir (casi dos años) y que sería la primera de varias que contarían el devenir de dos familias en el Madrid del siglo XX (y quizá del XXI). Esta primera historia arranca en 1919 y llega hasta 1926 y en ella conoceremos a los Mejía Oviedo, familia aristocrática y empresarial, que vive sus momentos más prósperos, y también a Reme Gallardo, una joven que se tiene que buscar la vida de cualquier manera y a la que una gran desgracia conduce al punto de partida de lo que se convertirá en su triunfo... O no. Quienes hayáis tenido la amabilidad y la paciencia de leer alguna de mis otras historias (como Variaciones sobre tres nombres, El cerro de Garabitas o La vida ha de seguir) os vais a encontrar con personajes ya conocidos. Y una de las grandes protagonistas, como siempre, es Madrid, algo que he querido resaltar al elegir el plano de Facundo Cañada para la cubierta del libro. Como siempre, está disponible en Amazon en formato papel y Kindle.

Operación Hidra


Confieso sin rubor (porque si no, me lo guardaría para mí) que este libro y el siguiente son fruto de una superstición. Ignoro si esa manida frase que se atribuye a los gallegos ("yo no creo en meigas, pero haberlas, haylas") es cierta o un invento de algún gracioso, pero yo me la aplico. No soy supersticioso, pero la siguiente novela protagonizada por mi querida inspectora Gutiérrez iba a ser la decimotercera. El trece. ¿Qué habrá hecho ese pobre número, que tan mala fama tiene? El caso es que recurrí a un subterfugio (como Mahler con su Canción de la Tierra, para no escribir la Novena Sinfonía y morirse después) a la par que intentaba ensayar otro tipo de historia. Y salió Operación Hidra. Una novela en la que intenté plantear la trama de un modo semejante a como lo hicieron los guionistas de la serie Bron/Broen. Para quien no la haya visto (craso error): aparecen diversos personajes que no parecen tener relación alguna entre sí, pero al final... Eso no se cuenta. El caso es que entre esos personajes está mi querida Susana, que esta vez no lleva la voz cantante. ¿Es una novela suya? Sí y no, no y sí. Si lo queréis descubrir, ya sabéis, Amazon.

El libro de Susana


Trampas, subterfugios... Algún arrepentimiento tenía que surgir entre tanta picardía y por eso, en medio de Operación Hidra, escribí este librito. Era una forma de resarcirme con Susana, superar ese número fatídico junto con la otra novela y, de paso, arreglar varias cosas. Una es contar un par de sucedidos que muchas veces aparecen en las otras novelas y que nunca se aclaran. Son, en concreto, el caso del cadáver andarín (que se narra en El cerro de Garabitas desde otro punto de vista; ahora había que conocer el de Susana y Mena) y la tantas veces aludida trifulca que tuvo la comisaria Menéndez con los Mossos d'Esquadra. Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, he introducido un par de textos, unas efusiones un tanto nostálgicas sobre el barrio de San Blas, donde viví hasta mi treintena, que difícil salida habrían tenido de otra manera. También en Amazon lo tenéis en ambos formatos.

26.2.20

Cómo interpretar un informe de Turnitin (I)

Así se ve un informe de similitud en Turnitin. Resaltado en rojo, el texto "fusilado" sin piedad

Bien, ya tengo mi informe de similitud de Turnitin. ¿Y ahora qué? Tengo un porcentaje, unas partes del texto marcadas con colorines... ¿Qué hago con todo esto? Ahí es donde está lo más arduo de un control de plagio, en la interpretación de los informes.

En un informe de Turnitin lo primero que siempre vemos es el porcentaje de coincidencia. Tienen un código de colores que van del azul (que correspondería a una coincidencia del 0 %; no os creáis que eso no existe, esta misma semana he obtenido una cosa así) al rojo.


¿Con esto ya nos vale? Sí y no. Sí, si obtuviésemos ese rarísimo 0 % o si el porcentaje es excesivamente elevado (¡ese 88 %...!), lo cual da para pocas dudas. Sin embargo, en la enorme escala de grises que hay entre uno y otro caso la cuestión se complica un poco.

Hace un tiempo me pidieron que buscase revistas que utilizaran por norma el control antiplagio para ver si tenían establecido un porcentaje por encima del cual rechazarían (o devolverían para corrección) los artículos que se les enviasen. No encontré prácticamente nada. Y esto es así porque solo el porcentaje (salvo en los casos que os he mencionado en el párrafo anterior) no tiene por qué ser un indicador de plagio flagrante. Dicho de otro modo, un feo resultado de un 35 % tal vez no suponga plagio mientras que uno de un angelical 8 % sí que lo puede ser. Tened en cuenta que esos porcentajes lo que nos indican es el número de palabras coincidentes que ha encontrado el programa. Pensad en una tesis doctoral de 800 páginas con 200 000 palabras (que las hay, ¿verdad, amiguis de Derecho?); un 8 % de 200 000 son 16 000 palabras, esto es, varios artículos completos que podrían haber sido "fusilados" sin contemplaciones.

En el otro caso, el del 35 %, nos podemos encontrar, por ejemplo, con tesis doctorales que sean recopilaciones de artículos que ha tenido que publicar previamente, como requisito para llegar a la defensa, su autor o autora. En ocasiones se trata incluso de reproducciones exactas del artículo tal y como apareció en su momento. Es un caso que se nos ha dado aquí, en la UC3M y que se ha resuelto estableciendo que en tesis de este tipo haya que indicar, al comienzo de la memoria, en qué artículos se basan total o parcialmente los diferentes capítulos del texto.

Otra situación relacionada con este segundo caso es la de las citas literales. No siempre se cita bien, se respeta el entrecomillado o el resaltado tipográfico, aunque luego la cita esté reflejada en el texto mediante el sistema Harvard -ya sabéis, eso de (Wilson, 2017)-, el numérico (utilizado, por ejemplo, en el estilo IEEE, donde las citas se señalan con un número encerrado entre corchetes [2]) o mediante una nota al pie, como en el estilo Chicago. En principio Turnitin está preparado para excluir las citas literales, pero otra cosa es que sea capaz de detectarlas:


Como veis en la imagen anterior, no solo se pueden excluir las citas, sino también las referencias bibliográficas, que, como es lógico, aparecerán en otros muchos textos y no son plagio. Además, tenemos la opción de no tener en cuenta un número determinado de grupos de palabras (ya se sabe que hay modismos del idioma que se repiten mucho y siempre aparecerían resaltados en los informes) o un porcentaje mínimo de coincidencia. En este segundo caso os comento como ejemplo que en la UC3M solo se consideran las fuentes de coincidencia que tienen más de un 1 % de similitud.

(Una curiosidad: sobre todo en artículos cortos que tienen mucha bibliografía, muchas veces Turnitin nos lo indica -si la bibliografía supone más del 15 % del texto del artículo- por si queremos desactivar esa opción.)

Para otro mensaje dejo cómo acceder a las fuentes originales para comparar los textos e indagar si en realidad ha habido "fusilamiento", vamos a repartir un poco la caridad...



29.1.20

Más sobre Turnitin: cómo excluir fuentes


¡Aaaaaargh! ¡He sacado el informe de Turnitin sobre un trabajo que me han entregado y ha salido un 97 % de coincidencia! ¡Plagio! ¡Anatema! ¡Horror! Como se sepa... ¡Ya no seré nunca ministro, ni siquiera director general...!

Venga, venga, no caigamos en histerismos, por mucho que el clima político-social de hoy en día sea un perfecto caldo de cultivo para ello. En esta vida casi todo tiene remedio...

Partamos de ese resultado: un porcentaje elevadísimo de coincidencia en un informe de Turnitin. ¿Qué quiere decir esto?

La respuesta es de cajón: el programa ha detectado que el 97 % del texto que hemos subido aparece también en otras fuentes, en las fuentes que suele consultar: repositorios de Internet, revistas de acceso abierto, páginas Web y (tengamos esto muy en cuenta) su propio repositorio interno.

¿Cómo lo interpretamos? Es evidente que esto puede querer decir que quien ha escrito el trabajo ha plagiado miserablemente. Si es así, asunto terminado. Expulsión a las tinieblas exteriores, donde todo es llanto y crujir de dientes...

Pero también hay otras interpretaciones y ahí es donde recupero la cuestión del repositorio interno de Turnitin que acabo de mencionar. En la entrada anterior ya os hablé de él. Cuando se configura un ejercicio en Turnitin una de las opciones que hay es almacenar los archivos que se suban en ese repositorio. Esto tiene sus ventajas y también sus inconvenientes.

La ventaja fundamental es que desde ese momento Turnitin también considerará ese archivo a la hora de comparar otros trabajos y así podremos saber si otra persona ha copiado el primer trabajo. Dicho a las claras, si mi estudiante del curso pasado le ha pasado su trabajo a un amiguete del curso presente y lo ha fusilado, sin más. Hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones ni los trabajos de fin de máster ni los de fin de grado se almacenan en repositorios institucionales, de modo que esta sería la única forma de saber si son objeto de plagio.

Ahora, también presenta inconvenientes. En el caso de las tesis doctorales, por ejemplo, no lo hacemos (hablo del caso que conozco, que es el de mi universidad), porque muchas veces se producen modificaciones y correcciones de última hora y se han dado casos de tesis que han pasado hasta cuatro veces por el control antiplagio antes de seguir con el procedimiento. Si las hubiésemos almacenado, la segunda vez que las hubiéramos subido saldrían esos porcentajes horribles dado que suelen ser simples retoques.

Y claro, están los "accidentes". Esta especie de histeria propiciada por las noticias relacionadas con el plagio ha hecho que mucha gente se ponga un poco nerviosa. Nervios que yo siempre considero un tanto infundados, porque quien no ha plagiado (que es la inmensa mayoría) no debería tenerlos. Cierto que hay gente que tiene ciertas dificultades a la hora de citar bien los textos, sobre todo cuando las citas son literales, pero para eso está la interpretación de los informes, para distinguir entre una cita mal hecha y un plagio.

Pero no me quiero ir por los cerros de Úbeda. Esa "histeria" ha propiciado que haya gente que quiera pasar su propio "control" antes del oficial y, por ejemplo, le pide el favor a un amiguete de la Universidad X, donde también se usa Turnitin, a ver qué pasa. Y lo que pasa es que cuando nos llega a nosotros sale un muchísimo por ciento de plagio cuya fuente es un trabajo entregado a la Universidad X, con lo que ello supone a la hora de identificarlo con precisión (véase la entrada anterior).

Vaya follón, ¿no? Pues no, porque es fácilmente solucionable. Si sabemos con toda certeza que ese tremendo porcentaje de coincidencia proviene de un "errorcillo" es fácil excluir la fuente para que el informe que salga se ajuste a la realidad, es decir, que no estemos comparando nuestro trabajo consigo mismo. ¿Cómo hacerlo? Vayamos al informe de Turnitin; en él pulsaremos en el porcentaje que nos sale a la derecha de la pantalla para que nos aparezcan las fuentes de coincidencia:


La columna de la derecha se abre y muestra dichas fuentes:



¡Huy, esa del 16 % qué poco me gusta! Si resulta que entro y es una versión anterior en la que he basado esta y que publiqué en... Luego, me interesaría prescindir de ella. ¿Cómo lo hago? Primero, pulsando sobre la figura en forma de flecha que hay a su derecha:


La pantalla cambiará y aparecerá algo así:


¿Habéis visto el botón que está abajo del todo? "Excluir fuentes". ¡Ahí está la magia! Pulsémoslo:


Seleccionemos luego el cuadrito que os he marcado con un óvalo rojo; así marcaremos tanto la fuente principal como todas las "subfuentes" (otros documentos del mismo repositorio donde se han encontrado mínimas coincidencias). Veremos que entonces el botón gris que abajo nos dice "No se ha seleccionad..." cambia y se convierte en esto:


Una vez pulsemos "Excluir", el programa eliminará esa fuente de coincidencia y recalculará el porcentaje de similitud. En nuestro caso, hemos pasado de un sospechosillo 29 % a un mucho más presentable 17 %:


Así que, como veis, es bastante sencillo excluir fuentes y de ese modo corregir "pequeños deslices" causados bien por despistes o bien por esa ansiedad que si no es por tenerte en mis brazos musitando palabras de amor no es buena.

Por cierto, el proceso es reversible. Si por el motivo que sea queremos restaurar las fuentes no tenemos más que pulsar en el icono que representa una señal de prohibición:


En la siguiente pantalla tendremos la opción de restaurar todas las fuentes excluidas o bien las que seleccionemos mediante los correspondientes cuadritos:


Y eso es todo, amigos.








21.1.20

"Turnitin Paper View Request": ¿Qué hago si me llega un correo con este asunto?

En los últimos tiempos he dedicado este blog más bien a mis veleidades literarias. Sin embargo, este año que acaba de comenzar quisiera recuperar, al menos en parte, la idea original que me llevó a crearlo: hablar de cuestiones relacionadas con mi trabajo como bibliotecario. Y eso es lo que voy a intentar en esta entrada.

Aunque en la Universidad Carlos III de Madrid, en cuya biblioteca trabajo, se lleva utilizando Turnitin (un programa de control de plagio) desde hace muchos años, es ahora cuando se está empleando con más profusión. Creo que no es necesario mencionar los escándalos periodísticos que lo han traído al primer plano de la actualidad. Es muy probable que ello haya provocado que su uso en nuestras instituciones aumente considerablemente.

Aquí en mi universidad, por ejemplo, ahora es obligatorio que se emita el informe de coincidencia para que una tesis doctoral siga adelante con el procedimiento para su defensa. También empieza a ser común que los trabajos de fin de estudios, ya sean de grado o máster, pasen por este control.

De ahí que también empiece a ser común que a un docente le aparezca un mensaje de correo con asunto "Turnitin Paper View Request". Me han llegado algunas consultas al respecto, ya que el mensaje suele desconcertar bastante a quien lo recibe. Por eso voy a intentar explicar de qué va la cosa.


El mensaje misterioso

Cuando Turnitin elabora un informe de coincidencia lo que hace es señalar en el texto de nuestro archivo las similitudes que ha encontrado al comparar con diferentes fuentes (Internet y repositorios internos). También nos relaciona las fuentes donde ha localizado esas coincidencias. La mayor parte de las veces son revistas en acceso abierto, páginas web o documentos encontrados en repositorios de libre acceso. Sin embargo, también hay veces que la fuente es un trabajo entregado en otra universidad o institución similar. ¿Por qué ocurre esto?

Cuando se configura una tarea en Turnitin, entre las diferentes opciones que hay está la de almacenar o no los archivos que se suban en su repositorio interno. Esto tiene ventajas e inconvenientes. En el caso de trabajos de fin de grado o máster, si se almacenan en tal repositorio, nos servirá para ver si en cursos posteriores un estudiante ha copiado el trabajo de otro porque se lo hayan pasado, por ejemplo. Sin embargo, en los casos en que se permitan correcciones y, por tanto, se puedan subir los archivos varias veces no es conveniente hacerlo ya que en una segunda subida el trabajo tendría un porcentaje de coincidencia cercano al 100 % pues se estaría comparando consigo mismo (aunque esto se puede solucionar fácilmente, en otra ocasión hablaré de ello).

Sea como sea, a veces Turnitin nos indica que una de las fuentes de coincidencia es un trabajo entregado a otra universidad:


¿Cuál es el problema aquí? En cualquier otro caso, desde el informe podemos acceder a la fuente original para hacer nuestras pesquisas, pero si la fuente es de este tipo, Turnitin no lo permite por cuestiones de propiedad intelectual:


Esto no quiere decir que no lo podamos ver, el programa nos da la opción de "enviar una solicitud de permiso al instructor del autor" si pulsamos sobre el nombre de la institución. Entonces nos aparecerá lo siguiente:


Si pulsamos en "Enviar una solicitud para ver este trabajo" es cuando Turnitin genera de forma automática el "mensaje misterioso".

Ahora bien, ¿a quién se lo envía? Porque esta es otra cuestión que genera confusiones. Lo hace a quien considera "instructor", que no tiene por qué coincidir con la persona que ha creado el ejercicio. En nuestro caso, con Turnitin "incrustado" dentro de Moodle, suele ser quien figura coordinando el espacio (la "asignatura") en que se crea el ejercicio. Muchas veces esa persona es quien dirige el máster en cuestión o quien coordina el tribunal del trabajo de fin de grado, pero no el docente que ha creado y valorado el trabajo. Por eso, cuando llega el correo, no sabe de qué va. Así que en esos casos consultad a quienes se encarguen de dar apoyo en el uso de Turnitin (en nuestro caso se hace desde la Biblioteca) para que os lo aclaren (si es que no os habéis enterado con mis explicacioncillas).

¿Y qué hacer cuando nos llega ese correo? Si queremos que la otra persona acceda a ese documento para comprobar si hay plagio, simplemente se contesta, sin más. Así llegará automáticamente al otro instructor. Yo siempre digo que es conveniente dar esta ayuda (de no ser que haya alguna causa importante para no hacerlo), por una simple cuestión de reciprocidad. En un futuro puede ser nuestra universidad la que necesite hacer una consulta semejante y si en su día nos negamos o no contestamos...