8.9.23

"La crisis de los cuarenta": nuevo caso para mi inspectora



En todas las almas, hasta en las más grandes, hay débiles zonas escondidas 
en las que se refugian y arraigan las supersticiones

Jules Barbey d'Aureville

Tenía la intención de seguir hablando en este blog de mis experiencias con la inteligencia artificial generativa (que las he tenido después de lo que ya he contado por aquí), pero su desarrollo es tan vertiginoso que seguro que mi experimento se quedó anticuado nada más terminarlo. Con esto no quiero decir que no hable de ello más adelante, pero de momento lo voy a dejar un tanto orillado, esperando acontecimientos. Tengo, además, la sensación de que con este asunto se está empezando a dar aquello de "si no puedes con tu enemigo, únete a él" y esto ha pasado de ser una especie de amenaza a una gran oportunidad de mejora (quizá no sea ni lo uno ni lo otro).

Así que volveré a mis veleidades literarias. Con más esfuerzo del habitual (ocho meses largos), ya tengo en mis manos el nuevo caso de mi querida inspectora Susana Gutiérrez, La crisis de los cuarenta. Una historia que surge de algo parecido a una superstición, lo cual no es nada nuevo para mí. (Yo soy de los que digo que "no creo en meigas, pero haberlas, haylas"...) Ya con La novena toqué el palo de esos grandes compositores que solo habían sido capaces de componer nueve sinfonías y recordé lo que hizo Mahler al escribir La canción de la tierra tras su Octava para escapar de ello. Luego, cuando llegó el turno de escribir la decimotercera novela protagonizada por Susana hice unos cuantos encajes de bolillos para evitarlo. Y ahora...

Lo de ahora es quizá mucho más chusco, pero al menos terminó sirviéndome de inspiración para esta historia. En ella, una gran admiradora de John Lennon teme morir con la misma edad (en años, meses y días) que su ídolo. Y resultó que el 1 de enero de este año 2023 yo cumplía los mismos años, meses y días con los que partió de este valle de lágrimas el mío, Beethoven. Los absurdos pensamientos que se me pasaron por la cabeza ante este hecho sin importancia derivaron, por suerte, en el comienzo de mi nueva novela y no en cualquier idea de lo más disparatado. (Y qué suerte tuve al ver la frase que ayer aparecía en mi calendario de mesa -sí, lo sigo utilizando-, que me viene al pelo y es la que he reproducido al comienzo de esta entrada).

En definitiva, una nueva historia, en la que mi personaje favorito cumple cuarenta años y se encuentra con este caso un tanto enrevesado, pero que al menos le sirve para que quienes están a su alrededor le dejen de hablar de la célebre "crisis de los cuarenta", a pesar de lo cual el numerito de marras se repite bastantes veces a lo largo del texto (e incluso en la cubierta). Espero que quienes lo leáis (empezando por mis lectoras irreductibles, a las que nunca podré expresar en condiciones mi agradecimiento) al menos paséis un rato entretenido. Ya sabéis que lo podéis conseguir en Amazon en formato papel y electrónico (gratis en este segundo caso para quienes tengáis Kindle Unlimited).

1.6.23

Más experiencias con ChatGPT y la detección de textos escritos por ella


En el mensaje anterior hablé de una experiencia un tanto festiva con ChatGPT. Esta vez me voy a poner un poco más serio (sin pasarme). Os voy a hablar de la prueba que hice para ver cómo detecta un programa como Turnitin lo escrito mediante esas herramientas.

Todo vino por la consulta de un profesor preocupado por el uso que sus estudiantes pudieran hacer de esto, a quien comenté que desde hacía unas semanas la versión de Turnitin que se utiliza donde trabajo tenía la opción de detectar texto generado por IA. Pero lo cierto era que hasta entonces no había hecho ninguna prueba. Así que me puse manos a la obra.

Me fui a ChatGPT y le dije esto:


Para quienes no estéis muy duchos en inglés, le pedí que me escribiese un ensayo de unas 500 palabras sobre bibliotecas académicas (os recuerdo que, de momento, Turnitin solo detecta la IA en textos escritos en inglés). Obtuve el resultado en dos segundos (dos segundos de verdad, no es una figura literaria):


Lo siguiente fue pasar ese texto a un archivo de Word y subirlo a un ejercicio de Turnitin. Como veréis, apenas tenía coincidencias de las habituales que detecta el programa (es decir, de texto en otras fuentes):


Un raquítico y poco sospechoso 2 %. Pero, al entrar al informe:


¡Tachán! El rectangulito con las letras "AI" tiene marcado nada menos de un 100 %. Nada menos porque todo el texto está generado por IA. Pulsemos sobre ese rectángulo:


Ahí lo tenemos. Me ha pillado.

Como en el mensaje anterior, sigo sin dar mi opinión sobre esto de manera detallada (estoy bastante en contra de su uso para elaborar trabajos o textos académicos de cualquier tipo), aunque sí que he de decir que más pronto que tarde alguien tendrá que establecer unas normas al respecto. ¿Qué hacer si un profesor detecta que un alumno ha recurrido a estas herramientas para hacer todo su trabajo? Porque ahora mismo no hay nada, ni a favor ni en contra, al menos que yo sepa. Y hay quien lo compara, por ejemplo, con las calculadoras. ¿Por qué sería lícito que un estudiante pueda usar una calculadora científica como herramienta en un examen y no que use una herramienta de IA para generar textos?  (Por no hablar del espinoso asunto de los derechos de autoría). Ya vamos tardando...

Seguiré con mis experimentos y tal vez lo cuente por aquí...

17.3.23

Mi experiencia con ChatGPT

(Imagen: Gerd Altmann, Geralt)

Llevo mucho tiempo leyendo cosas sobre los chats con inteligencia artificial detrás (en especial ChatGPT, de OpenAI) y me he resistido a probar hasta ahora. He de decir que mi interés aumentó desde el momento en que herramientas de control de plagio como Turnitin (la que habitualmente utilizo en mi trabajo) también empezaron a interesarse en la detección de textos generados por inteligencia artificial. No me voy a meter en disquisiciones éticas sobre el uso de esta herramienta, por ejemplo, para escribir textos en tesis doctorales, aunque tengo mi opinión (no me parece bien). Y no me meto porque aún no tengo clara la utilidad o no de estos recursos, al menos en su estado actual (imagino que su evolución será vertiginosa). Os voy a contar mi experiencia (un tanto chusca, a decir verdad), que tiene que ver además con mis veleidades literarias.

Festival literario

Ayer mismo me creé la cuenta gratuita y empecé a chatear con ChatGPT. Tiré de mi vanidad y le pregunté sobre mí. Como es lógico, me respondió que no me conocía de nada (faltaría más). Pero soy insistente, y la siguiente pregunta fue sobre mi primera novela publicada, El cerro de Garabitas. La respuesta me dejó helado:


¡Horror! ¿Y si resulta que es verdad? No me sonaba que Muñoz Molina hubiese escrito nada que se llamase así, ya tuve cierto cuidado al elegir el título para que no se hubiese utilizado ya. Pero como el cerro de Garabitas es un lugar que siempre se ha de mencionar si hablamos de la guerra civil en Madrid, nunca se sabe... Cuando comprobé que no era cierto, suspiré de alivio y torcí el gesto. ¡Vaya inventiva que tiene esta herramienta! Pero no me quedé a gusto. Probé con otro título que seguro que nadie había utilizado, El cuaderno de Chamberí, la primera novela de mi querida inspectora Susana Gutiérrez. (Es más, en su día ya lo cambié; originalmente fue El cuaderno azul, igual al de un libro del médico y escritor James A. Levine). Como diría un especialista en clickbaits, el resultado no os dejará indiferentes:


¡Esta se la atribuye a Ana María Matute! Pero si leéis con detenimiento veréis que el argumento es el de Barrio de Maravillas, de Rosa Chacel. Vaya mezcolanza, vaya batiburrillo... ¿Y a esto es a lo que algunos ven tremendas aplicaciones en la escuela? ¿O es que yo he tenido mala suerte en mis peticiones? Ahora, lo mejor llegó con mi tercera pregunta, esta vez sobre mi novela más larga y que más tiempo tardé en escribir, La quinta de Canillas:


He de reconoceros que al ver atribuida mi humilde obra nada menos que a Galdós estuve a punto de soltar una lagrimilla... de la risa.

En definitiva, que o mucho mejora esto o no sé si va a ser un problema que los estudiantes lo utilicen para no tener que escribir trabajos. Si le preguntan por La Celestina y cuenta la trama de El alcalde de Zalamea o atribuye El Quijote a Bob Dylan no creo que haya que esforzarse mucho para detectar las "trampas".

Pero hay quien se lo toma en serio

Como he dicho al principio de la entrada, quienes desarrollan Turnitin ya están pensado en cómo hacer para detectar los textos generados por inteligencia artificial. Hace ya un tiempo me topé con una entrada de su blog que trataba sobre ello, pero es que ahora tienen todo un portal dedicado a la escritura por IA: AI Writing & Turnitin. También vi un vídeo en el que daban un adelanto sobre las capacidades de la herramienta para detectar esos textos y que os inserto a continuación:


En fin, que ya veremos qué ocurre en un futuro próximo. Termino con uno de mis "ingeniosísimos" tuits: