La inteligencia artificial y la literatura: una reflexión que nadie ma ha pedido
Quienes me conocen me suelen decir muy a menudo que me repito bastante. Supongo que, aparte de una faceta de mi carácter, será algo que la edad está incrementando, como sucederá con los muchísimos defectos que no he logrado corregir hasta ahora. (Huy, como le diría Mena a Susana, me estoy poniendo demasiado filosófico...) Viene esto a cuento porque, las cada vez más escasas veces que actualizo este blog, siempre empiezo diciendo lo mismo: que si hay que ver cuánto tiempo, que si quiero hablar de bibliotecas y demás, que si ahora hago una excepción y vuelvo a mis veleidades literarias... Cierto que el año pasado parecía que había encontrado una buena veta con el asunto de la inteligencia artificial y su uso, no sé si llamarlo fraudulento, a la hora de elaborar trabajos académicos. Me centré en la posibilidad de detectarlo con las herramientas disponibles y me hice eco de lo vertiginoso de su evolución. Una evolución tan vertiginosa que ahora apenas se habla de este posible fraude y sí de la incoporación de lo que se ha dado en llamar "inteligencia artificial generativa" en muchos campos como una "maravillosa herramienta".
Sin embargo, de vez en vez surgen noticias que al menos deberían servir para matizar esto. Por ejemplo, y llevando de nuevo el terreno a lo que he llamado "veleidades literarias", no hace mucho supe por las redes sociales que Kindle Direct Publishing, esto es, la plataforma de autopublicación de Amazon (que es la que yo utilizo), había limitado a tres libros al día (repito y leed bien: tres libros al día) lo que un usuario podía publicar. Y todo porque, cada vez más, se está utilizando la inteligencia artificial para escribir,
Amazon limita la autopublicación: 3 libros diarios por "autor" para tratar de frenar los libros generados por IA. Se calcula que el 81% de los publicados en la categoría ROMANCE CONTEMPORANEO son fruto de IA.
— Ivan Ledesma (@Ivanledesma) February 26, 2024
Nos está quedando una distopía fetén.https://t.co/vq7s5xWGpx
Es terrible.
Yo siempre he calificado como "veleidades" ("voluntad antojadiza o deseo vano", según el Diccionario de la Real Academia) mis efusiones literarias y apenas tengo más pretensiones que beneficiarme de sus efectos catárticos (cosa mía) y que las pocas lectoras fieles que tengo se sigan peleando por ser las primeras en leer mis libros cuando los dono a mi biblioteca. Eso es cierto, pero tengo claro que cuando se dice que uno se autopublica sus novelas siempre hay alguien que razonará que si es así por algo será, porque si en realidad fuesen buenas ya habría alguna editorial que se interesase por ellas. Quien así opina quizá piense que las editoriales son ONG y no negocios que están para ganar dinero y que ganarán mucho más si publican algo de alguien conocido que mis criaturitas. Pero esa no es la cuestión. El problema está en que si ahora además se ve que la mayoría de lo que se publique en estas plataformas va a tener detrás la IA generativa, pues entonces apaga y vámonos. Como yo pretendo tomarme casi todo con humor lo que se me ha ocurrido hacer es esto:
Estoy maquetando mi última novela, que espero autopublicar en pocos días, y se me ha ocurrido poner esto en el verso de portada... pic.twitter.com/KfVEN6eGsQ
— Paco López Hernández (@PacoLopezH) March 7, 2024
Grupo XI: mi nueva criatura
Bien, y dicho esto, os presento el nuevo caso de mi querida Susana, Grupo XI lo he titulado, en el que hay cambios muy importantes en su vida personal y profesional y, además, investiga la muerte de un célebre periodista que ha sido objeto de eso que hoy llaman "cultura de la cancelación" (y ya aprovecho para decir lo que opino de ello). He de revelaros que mis lectoras habituales me suelen hacer sugerencias sobre esos posibles cambios; espero que estos les gusten. Como siempre, el libro lo podéis conseguir en Amazon.
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