Mixobitácora
De mayor, quiero ser bibliotecario 2.0
11.12.24
La búsqueda asistida por IA y el sesgo
21.11.24
El síndrome de la inmediatez
A veces me planteo por qué tienen tanto "poder" las redes sociales y a la conclusión que llego es porque se lo dan otros. Y en ese "otros" incluyo no solo a esos malvados "hackers" y bots de oscuras intenciones, sino también a la prensa digamos "tradicional", que tira de ellas más de lo que debería. Esta misma semana hemos encontrado un claro ejemplo cuando esa prensa "tradicional" se hizo eco de un bulo lanzado a propósito, en concreto la presunta muerte del escritor Fernando Aramburu. Aquí lo que tuvo que decir la Agencia EFE:
AVISO | La Agencia EFE anula la noticia sobre el fallecimiento del escritor Fernando Aramburu.
— EFE Noticias (@EFEnoticias) November 19, 2024
Una cuenta falsa que se hace pasar por la editorial Tusquets informaba del fallecimiento. La editorial ha desmentido la información a través de su cuenta oficial. pic.twitter.com/ymVMiqxPje
¿Por qué se hizo caso a lo que dijo esa cuenta? ¿Por qué no se pusieron en contacto con la editorial por otras vías? ¿Por qué no preguntaron a la familia, amigos? La inmediatez. Había que publicarlo ya.
Qué peligro tienen las redes... En realidad, las redes no son un peligro, el peligro está en quienes las usan. Son como un cuchillo jamonero, que igual sirve para cortar exquisitas lascas de una delicia de Jabugo que para degollar a alguien, según quien lo maneje.
Todo esto me recordó una "conversación" que tuve hace ya muchos años con un célebre director de periódico en unas jornadas sobre prensa y redes sociales que se celebraron en la universidad en que trabajo. Por entonces yo acababa de empezar a moverme por las redes y me parecían una auténtica maravilla. No habían aparecido (o no proliferaban tanto) los bulos, las noticias falsas, los "bots" ni todas las plagas que ahora las asolan. Eran un punto de encuentro, donde poder hablar sin filtros, dicho esto en el mejor de los sentidos, es decir, sin que nadie quisiera dirigir nuestro pensamiento, solo intercambiarlos (al menos esa era mi percepción). Yo pregunté por la "hostilidad" que notaba en los medios "tradicionales" hacia las redes, esos medios que cada vez más preferían crear opinión antes que informar para que cada cual se crease la suya. No recuerdo la respuesta que, de todos modos no debió de ser muy concluyente (sí que me viene a la mente cierto "encogimiento de hombros"). El caso es que desde entonces noté que con las redes estos medios hicieron lo que actualmente ocurre con la inteligencia artificial, esto es, aquello de que si no puedes con tu enemigo, únete a él. Y a causa de esa inmediatez, ese "síndrome de la inmediatez" con el que he encabezado esta entrada, la prensa cada vez más se ha apoyado en lo que encuentra en las redes para conseguir la primicia, para lograr que me lean a mí y no al de enfrente. Esto lleva a lo de Aramburu. Me fío de lo que leo en las redes y tiro por ahí. Esta vez se descubrió en seguida, pero ¿cuántas veces no habrá pasado lo mismo y bien no se ha solucionado con tanta rapidez o bien la solución no ha tenido la misma repercusión que el bulo? Esto, hábilmente aprovechado por quien sea es lo que está llevando a tanta desinformación y a lo que principalmente se busca, que no nos fiemos de nadie, que no encontremos referentes informativos en quien confiar.
Además, crea una especie de ansiedad en los que utilizamos las redes que provoca que sucedan cosas como las que están pasando últimamente, con el trasiego de unas redes a otras, de una que ya no me gusta a otra que me parece estupenda, y sus consecuencias, algo de lo que espero hablar más adelante.
12.3.24
"Grupo XI": el nuevo caso de la inspectora Gutiérrez Mon (tras una reflexión sobre la IA y la literatura)
Amazon limita la autopublicación: 3 libros diarios por "autor" para tratar de frenar los libros generados por IA. Se calcula que el 81% de los publicados en la categoría ROMANCE CONTEMPORANEO son fruto de IA.
— Ivan Ledesma (@Ivanledesma) February 26, 2024
Nos está quedando una distopía fetén.https://t.co/vq7s5xWGpx
Estoy maquetando mi última novela, que espero autopublicar en pocos días, y se me ha ocurrido poner esto en el verso de portada... pic.twitter.com/KfVEN6eGsQ
— Paco López Hernández (@PacoLopezH) March 7, 2024
8.9.23
"La crisis de los cuarenta": nuevo caso para mi inspectora
1.6.23
Más experiencias con ChatGPT y la detección de textos escritos por ella
En el mensaje anterior hablé de una experiencia un tanto festiva con ChatGPT. Esta vez me voy a poner un poco más serio (sin pasarme). Os voy a hablar de la prueba que hice para ver cómo detecta un programa como Turnitin lo escrito mediante esas herramientas.
Todo vino por la consulta de un profesor preocupado por el uso que sus estudiantes pudieran hacer de esto, a quien comenté que desde hacía unas semanas la versión de Turnitin que se utiliza donde trabajo tenía la opción de detectar texto generado por IA. Pero lo cierto era que hasta entonces no había hecho ninguna prueba. Así que me puse manos a la obra.
Me fui a ChatGPT y le dije esto:
17.3.23
Mi experiencia con ChatGPT
Esto empieza a recordarme a Nicholl diseñando blindajes y a Barbicane creando obuses que los traspasen... https://t.co/3Ihe6Igopy
— Paco López Hernández (@PacoLopezH) February 16, 2023
27.12.22
Nueva criaturita: "Buena cosecha"
Ya lo he enlazado, pero insisto. Si os apetece conseguir esta novela, lo podéis hacer aquí. Y esta es mi página de autor en Amazon.
5.10.22
Cómo interpretar un informe de Turnitin (II)
(Antes de empezar, y dado lo disperso de este blog, os recomiendo leer el texto que es la primera parte de este, Cómo interpretar un informe de Turnitin I, publicado hace ya demasiado tiempo)
22.9.22
Reflexiones varias en una fecha señalada (para mí)
Introito
Otra vez han pasado un montón de meses y esta pobre bitácora sin actualizar. ¡Con todas las cosas sobre las que podría escribir! Sobre todo, relacionadas con mi trabajo, tan conocido y tan desconocido a la vez. Pero la pereza, la desidia... El plantearse retos y no cumplirlos... No prometo nada, pero como hoy es una fecha señalada (al menos para mí), he decidido borrajear algunas cosas en este mi primer blog, abierto hace ya más de diecisiete años (el 4 de julio de 2005, para ser preciso).
28 x 2
Y es que tal día como hoy, hace veintiocho años, cumplí veintiocho. Se dice pronto. Ya comenté el año pasado que a veces me cuesta creerlo (¡ya estoy más cerca de los sesenta que de los cincuenta!), pero la realidad es la que es. Y como la realidad es un rollo y una incesante fuente de preocupaciones (simplemente poned un telediario o leed un periódico), prefiero la ficción. Hoy cumple cuarenta años mi querida Susana Gutiérrez Mon. No se me ocurre mejor felicitación que decirle que sigo intentando ponerla en acción. Estoy ahora mismo enredado con la número diecisiete de sus novelas, y nunca mejor dicho lo de enredado. Por algún sitio leí que hay escritores "con mapa" y escritores "exploradores" (o algo semejante). Los primeros tienen bien trazado todo el camino de su narración y a ello se ciñen cuando escriben sus novelas. Los segundos van entrando por senderos desconocidos a ver qué se encuentran en ellos. Si yo fuera escritor, sería de los "exploradores"; en este caso se corre el riesgo de perderse y no encontrar una salida al laberinto. Ahí estoy yo ahora...
Doble vida
Y ya que he mencionado a Susana, permitidme que hable de la última de sus novelas que fui capaz de terminar, allá por el mes de mayo. Doble vida se titula y, la verdad, la forma en la que se me ocurrió escribirla fue un tanto chusca. Fue en noviembre de 2021, época en la que suelo comprar a mis hijos los llamados "calendarios de Adviento", es decir, ese grupo de chocolatinas de formas diversas que están escondidas detrás de casilleros con los días que faltan hasta que llega la Navidad, desde el 1 hasta el 24 de diciembre. Iba yo andando por la calle, en busca de la chuchería, y me decía "mira qué buen padre eres, que vas a comprar esto a tus niños". Y, de inmediato, "¿y si un supuesto buen padre que también iba a comprar esto luego resultase ser otra cosa?" Ahí estuvo el germen.
Otra cuestión un tanto chusca ha sido que la he presentado al premio Amazon 2022. Ya había oído hablar de este certamen en otras ocasiones; está destinado a quienes nos autopublicamos en su plataforma. No sé si habrá tenido que ver algo, pero es cierto que, al menos durante el verano, he podido ver que ha habido gente que ha leído mis cosas, ya sea adquiriendo el libro o, sobre todo, leyéndolo gratuitamente (mejor dicho, "leyéndolos", pues fueron varios los que la gente se animó a hojear, electrónicamente hablando, claro está) si se está suscrito al programa Kindle Unlimited. Supongo que el premio no está a mi alcance (he visto otros libros que se han presentado y se nota que hay un gran trabajo detrás y no solo de quienes lo han escrito), pero al menos mi frágil ego tuvo un pequeño refuerzo al ver esos números de páginas leídas.
Por cierto, si os interesa, la novela se puede conseguir en este enlace.
Coda
No me atrevo a asegurar nada -ya a comienzos de año me propuse bien cerrar mis blogs o bien intentar ser un poco más regular en sus actualizaciones-, pero intentaré que no pase tanto tiempo entre entrada y entrada. Supongo que me reiré bastante cuando relea esto...
26.11.21
"Tesis letal": otro caso de la inspectora Susana Gutiérrez
22.9.21
Dos aniversarios y una reseña
(Juro y perjuro que quiero dedicar esta bitácora a otras cosas, no solo a hablar de mí y de mis criaturitas literarias. Prometo enmendarme, pero entre tanto he aquí otra entrada de las que "no quiero hacer".)
Dos aniversarios
Hoy me caen once por cinco. Número redondo, bonito según me han dicho algunas personas, con el que no puedo hacer la gracia de "tengo cuarenta y seis al revés". La verdad, me miro al espejo y me digo "tío, tienes cincuenta y cinco tacos" y no me lo creo mucho. Bueno, sí me lo creo al contemplar el cuerpo serrano que se refleja. Y se acabó hablar de mí, porque otro ente (un "ente de razón" que diría un filósofo) también cumple años este día. Se trata de mi criaturita literaria más querida, mi inspectora Susana Gutiérrez Mon, que tuvo a bien nacer un 22 de septiembre de 1982 en la maternidad de Santa Cristina de Madrid. Treinta y nueve le caen, le sobreviene una crisis existencial, la de los cuarenta. ¿Lo reflejaré en alguna de las futuras historias que cuente sobre ella? No lo sé. De momento, estoy enredado con la novela numero quince de las que le he dedicado y que espero acabar antes de que concluya este segundo año de la pandemia. Por cierto, en la novela intento liberarme de ella; no de Susana, evidentemente, sino de la dichosa covid-19.
En otras ocasiones os he comentado por aquí que, en mis delirios, me imagino sus historias convertidas en serie televisiva y he hecho un "casting" en el que su papel se lo encomiendo a Marta Nieto (que nació el mismo año que ella). Siempre que veo salir a esta actriz murciana en la tele me digo "Anda, Susana". Me lo digo a mí mismo y también a quien tenga al lado, que me suele mirar entre sorprendido y condescendiente. Aquí hay una foto de Marta Nieto en la que veo siempre a Susana. Y aquí otra:
Hecha en los premios Goya de 2019 y cuyo autor (CC BY-SA) es Pedro J. Pacheco.
(Por cierto, en ese "casting" imaginario he asignado más actrices -con los caballeros tengo más dudas- a determinados personajes como la comisaria Menéndez, la inspectora jefa Mínguez, la subinspectora Fajardo, Isolda Ríos o Nines del Campo, sus amigas las detectives privadas, pero eso ya es demasiado y me lo guardo para mí.)
Una reseña
Jamás hago reseñas. Esta va a ser la primera y seguro que la última. Acabo de terminarme Feria, el primer libro de la joven escritora Ana Iris Simón que la hecho famosa no sé si a su pesar. Antes de hincarle el diente escuché y leí críticas feroces provenientes de cierto sector político que ponían a la pobre autora de hoja de perejil. Y como no me gusta que me presten las opiniones, en cuanto pude me lancé a leerlo.
Feria es, ante todo, un relato nostálgico de una infancia feliz. O al menos esa es la impresión que a mí me ha dado. Una infancia vivida en el mundo rural que tan desconocido es para quienes habitamos en las ciudades. Y sentir esa nostalgia no ha de ser algo tan raro. Hay una frase que circula por ahí que dice más o menos que la única patria de las personas es la infancia (creo que su padre es Rilke). No creo que idealizar esos recuerdos (y constatar que, dadas las circunstancias, la autora envidia la vida que tenían sus padres a su edad) sea algo retrógrado o incluso algo peor (un palabro, fascista, que está tan sobajado que al final va a ser desprovisto de significado, con el grave peligro que eso conlleva). ¿Es tan extraño pensar que hace treinta años, sin demasiados estudios aunque con un trabajo estable (sus padres son carteros los dos) se podían hacer muchas más cosas que hoy en día con un grado, un máster y tres idiomas a las espaldas? ¿No existe la precariedad laboral entre los jóvenes? ¿No se tienen que ir muchos a trabajar fuera? ¿No se pretende que desempeñen trabajos especializadísimos cobrando una miseria? Se puede criticar todo lo que se quiera y se pueden buscar todos los culpables que se deseen, pero negar la realidad no es una buena solución. Ojalá no fuese verdad; sin embargo yo, que soy casi tres años mayor que la madre de Ana Iris Simón, tengo claro que mis hijos lo van a tener bastante más difícil de lo que lo tuve yo. Lamentablemente, o cambian muchos las cosas o me temo que mi hija, cuando tenga la edad que yo tenía cuando ella nació, haga entonces una reflexión muy parecida a la de la autora de Feria. El mundo real es eso, por desgracia. Y sé que en esta época de mundos virtuales hay a quien le cuesta creer que hay vida más allá de Twitter o Instagram pero, creedme, la hay.
Otras críticas que se han vertido tienen que ver con la supuesta postura de la autora ante el feminismo o por haber citado -y acaso elogiado- un libro de Ramiro Ledesma Ramos, uno de los fundadores de las JONS e ideólogo fascista. En cuanto a lo primero, lo que yo creo entender es que lo que hace Ana Iris Simón es una crítica de lo que yo llamo "política homeopática". Como seguramente sabréis, la homeopatía es una pseudociencia que decía curar "lo mismo con lo mismo" (similia similibus curantur). La política homeopática, por tanto, lo que pretendería sería eliminar una tiranía con otra tiranía. Si para liberarnos de un yugo hemos de caer bajo otro, no hemos adelantado nada. El primer yugo imponía esto y aquello y, para librarnos de él, imponemos otras normas, aunque estas consistan en no hacer nada de lo que antes se nos obligaba a hacer. Yo creo que la verdadera libertad es poder elegir lo que se quiera, no que para considerarte liberado tengas que cumplir con unos nuevos preceptos aunque sean la negación de lo opuesto a los anteriores. Y en su totalidad, porque esta "política homeopática" es, además, dogmática y maniquea. No se admite el menor matiz, todo es blanco o negro, estás conmigo o estás contra mí, me tienes que comprar el paquete completo y, si no es así, ya sabes: fascista.
Otra vez el palabro. Cómo me acuerdo de ese personaje de la película de Pixar Los Increíbles, Síndrome se llamaba, que pretendía vender sus inventos a todo el mundo. Eran máquinas que otorgaban superpoderes y podían convertir en superhéroe a cualquiera. Su reflexión: "Todo el mundo será un superhéroe y entonces nadie lo será".
Apliquemos esto a esos calificativos. Si todo es fascismo, nada lo será y esto servirá para que cuando vengan los fascistas de verdad, no los veamos. (Lo mismo se aplica para otra jaculatoria habitual: el machismo).
En cuanto a lo de Ledesma Ramos, el libro que cita Ana Iris Simón es El Quijote y nuestro tiempo, escrito en 1924 (durante la dictadura de Primo de Rivera, esa con la que colaboró algún sindicato de clase y su dirigente), cuando su autor tenía diecinueve años y no sé si ya había sentado las bases ideológicas del fascismo español. No lo conozco, así que no voy a opinar, de igual modo que no opinaré sobre dirigentes o exdirigentes políticos que manejan y citan libros de cierto Carl Schmitt, cuya obra de igual modo desconozco.
En definitiva, os recomiendo el libro, que además está muy bien escrito y rezuma emoción por todas partes.
11.6.21
"Testigo imprescindible": Novela de la "fatiga pandémica"
15.12.20
Llegó el 15 de diciembre... Llegó el "Día de Garabitas"
Año raro este... En la primera entrada del olvidable 2020 hablé de orillar un tanto mis veleidades literarias y de tratar aquí más bien cosas prácticas relacionadas con mi verdadera profesión, la de bibliotecario. En parte lo cumplí, pero la maldita pandemia se puso por medio y el propósito se ha quedado más bien en eso, en un deseo. Ahora vuelvo a tener abandonado el blog, sin publicar nada desde agosto, pero... Ha llegado el 15 de diciembre, el que audazmente declaré hace ya tres años como el "Día de Garabitas". Os remito a esta entrada de 2017 para la explicación de esta osada frivolidad. Y a esta de justo hace un año para que leáis el primero de los capitulillos que tiene El cerro de Garabitas, mi segunda novela. En el mensaje de este año os voy a contar algo más de la historia de ese texto.
28.8.20
Novedad en Turnitin: Marcas de alerta
6.8.20
"Las hermanas Sutil": nuevo caso de la inspectora Susana Gutiérrez (en la pandemia)
12.5.20
Tres nuevos títulos (breve paréntesis literario)
La última vez que hablé de una de mis criaturitas literarias fue allá por el mes de septiembre. Desde entonces han visto la luz tres libros más sobre los que os voy a decir cuatro palabras en esta entrada.
La Quinta de Canillas