3.2.11

¿Algo nuevo bajo el sol?


Una "schubertiada"; es decir, un evento convocado dentro del grupo "Admiradores de Schubert"

Tenemos una amiga que es responsable de Secundaria en un colegio de nuestro pueblo. Muchas veces me he ofrecido para ir a hablar a sus alumnos de las redes sociales, por varias razones. Primera, porque es uno de los aspectos de mi trabajo que más me gusta y siempre disfruto hablando de ellas y segunda, y tal vez más importante, porque me duele ver que sea casi siempre la policía la que va a orientarles sobre ellas, como si fuesen sólo un problema de orden público y no una forma de comunicarse.

No quiero decir con esto que no haya que advertir de los peligros que pueden acechar sobre todo a la gente más joven e inmadura. Pero a mí me gustaría plantearles la cuestión de otra manera. Las redes sociales, ¿realmente son algo nuevo?

Lo que ahora conocemos como redes sociales (Facebook, Tuenti...) en realidad no son más que herramientas que permiten gestionar más rápida y eficazmente nuestros contactos sociales. Contactos sociales que, no obstante, son tan viejos como la Humanidad, tan antiguos que se remontan al momento en que los seres humanos empezaron a vivir formando comunidades. Desde que nacemos, estamos inmersos en una red social: primero nuestra familia y poco a poco, a medida que vamos pasando por colegio, instituto, universidad, trabajo, vamos ampliándola con amigos, compañeros de trabajo, etc.

Por tanto, la forma de desenvolverse dentro de una red social mejorada por la tecnología no tiene por qué ser muy diferente a la de nuestra red social "analógica". Si cuando quedamos con los amigos no tenemos la costumbre de bajarnos los pantalones en medio de la calle, tampoco tenemos por qué colgar una foto de esa guisa en Facebook o Tuenti. Si a los amigos no les enseño esa foto romántica y un tanto subidita de tono que me hice con mi pareja en un viaje, si es algo que ha de quedar para la intimidad, pues tampoco tengo por qué airearla dentro de la red social digital.

Y si tampoco me pongo a dar voces en pleno centro de la oficina para dar mi opinión sobre el jefe, difícilmente se puede entender que lo haga en la red social digital. La prudencia es una virtud que tiene el mismo significado en ambos mundos: el analógico y el digital.

Prudencia, siempre prudencia. Con ella dejaremos de lado muchos problemas, pero no todos: sí que se puede señalar una marcada diferencia entre ambas formas de gestionar nuestra red social: la muchas veces enrevesada configuración de la privacidad.

En una charla para adolescentes que usan las redes sociales es donde más hincapié hay que hacer, a mi juicio: desmenuzar la configuración de la privacidad y explicar todas las posibles variantes. Porque si bien tenemos claro que no podemos hacer según qué comentarios de nuestro jefe en medio de la oficina, sí que en una reunión -analógica- de amigotes en la barra de un bar, alejados de nuestro centro de trabajo, despotricamos lo que queremos sin temor a ser escuchados por el interesado. Sin embargo, en una reunión -digital-, si nuestra privacidad no está configurada como debe, lo que escribamos puede llegar a quienes no tenía que llegar. Esto parece de perogrullo, pero creo que hay que darle una importancia capital a la hora de enseñar a gestionar la red social digital.

En fin: casi nada nuevo bajo el sol, con lo que ciertos temores que sigue teniendo mucha gente son bastante infundados si se aplica un mínimo de sentido común. Continuará.