31.8.06

Maribel, la concejala y los horarios

La cara del director de la biblioteca era un poema. Hay quien dice que la labor principal de un director de biblioteca municipal es saber lidiar con los políticos y salir con las menores cornadas posibles. Esta vez parecía que el director tenía algo más que un pitonazo...

¿Qué había ocurrido? Maribel sabía que la concejala de cultura del ayuntamiento no ocupaba el cargo precisamente por ser una gran gestora, por haberse dedicado de forma notoria a favorecer la cultura en el municipio... La pobre mujer se había quedado sin trabajo y, al ser una militante del partido en el gobierno con bastantes buenos contactos hubo que buscarle una canonjía.

La señora había debido de oir por ahí que las bibliotecas sirven fundamentalmente para que los jóvenes en edad de estudiar estuviesen recogiditos en épocas de exámenes para que no diesen la lata a sus padres y no formasen botellones en las plazas públicas. En definitiva, un medio para tener contenta a la gente e incluso para recoger votos. Esta buena mujer debía de haber visto en algún informativo de la televisión noticias en las que se hablaba de bibliotecas, alumnos y exámenes. Posiblemente había escuchado decir a aquellos devoradores de apuntes que en su casa no podían estudiar por culpa de "las ventanas", "mi hermano pequeño", "la tele" o "la nevera". Que preferían ir a la biblioteca porque como allí veían a mucha gente estudiando buscaban contagiarse de ese ambiente. Pocas referencias a libros, revistas u otros documentos que, casualmente, también suele haber en las bibliotecas. Así que la buena señora se dijo "¿y por qué no?"

Por eso, aquel día que Maribel la había visto entrar en el despacho de su jefe, ya se olía algo malo. "Ésta sólo viene aquí para darnos malas noticias". Que ya no había dinero para suscripciones (había que pagar el campo de fútbol), que querían endosarle la biblioteca a la Comunidad Autónoma...

-¿Qué es lo que pasa? -preguntó Maribel intrigada.
-Quiere que abramos hasta las 10 de la noche y los domingos.
-¿Cómo?
-Lo que oyes.
-¿Y, por qué?
-Porque estamos en época de exámenes y dice que es una demanda de los ciudadanos...

Maribel dejó marchar a su jefe, que sin duda tendría que empezar a hacer encaje de bolillos para poder cumplir con la voluntad de su responsable política; con escasez de personal y de medios tenía que asumir lo inasumible.

"Lo mejor de todo", pensaba Maribel, "es que esta señora quiere abrir hasta las esas horas y en esos días cuando la mayoría de nuestras bibliotecas, en cualquier época del año, abren sólo por la tarde..."

Menos mal que ya era la hora de irse a casa...

23.8.06

Nueva crónica del "todo incluido"

(Playa en el parque natural de las Dunas de Corralejo, Fuerteventura)

Quizá sea pretencioso hablar ya de "tradiciones" en esta bitácora, que apenas tiene un año de antigüedad; sin embargo calificaré de "tradicional" este mensaje sobre mis vacaciones que se sale por completo de lo que aquí se suele tratar.

He repetido Fuerteventura este año. No he querido volver al sur, a Jandía, pues son más de 100 los kilómetros que hay que hacer por carretera después de un de por sí fatigoso viaje en avión. Este año ha sido Corralejo, al norte, en el municipio de La Oliva, a poco más de media hora del aeropuerto. Otra vez la pulserita-etiqueta, de la que aún me queda la marca en el bronceado de mi muñeca, y otra vez lo mismo. Falta de pudor para enseñar michelines, celulitis varias, vello en la espalda... Tatuajes cada vez más feos (quisiera saber lo que dicen esas letras chinas o japonesas que parecen estar de moda; imagino que quienes las tatúan podrían hacer unas bromas estupendas con efectos en un posible viaje a China o Japón), extranjeros cada vez más raros... La novedad de este año ha sido el "aerobic". Me llamó la atención ver ese grupo de guiris, casi todas mujeres, casi todas entraditas en carnes, casi todas carentes de forma física, intentar copiar los movimientos que la joven y atlética animadora hacía sin parar subiéndose y bajándose a una plataforma. Mi pregunta era si en esos ocho o diez días estas damas pretendían ponerse en forma o perder todo aquello que habían acumulado de más durante once meses.

¡Qué maravilla de playa! Lástima que siempre estuviese yo ubicado en la única zona del parque natural donde se ha consentido la construcción de dos hoteles (los lunes tocaba protesta laboral, cencerros en mano, del personal; curiosamente su pancarta reivindicativa estaba escrita en alemán y sólo en alemán). Enormes dunas, mar esmeralda, viento siempre, las islas de Lobos y Lanzarote en el horizonte... Un paraíso.

¿Repetiré el "todo incluido"? No lo sé. Me empieza a aburrir un poco y mi ya de por sí deteriorada figura se resiente ante la incontenible hemorragia cervecera. Tal vez sea hora de pensar en otros destinos...
¡Ah! Y una curiosidad. Me he encontrado muchos camareros italianos. Me dijeron que allí les pagaban mejor que en su país y que la vida es mucho más barata... No todos los inmigrantes son iguales, por desgracia...