27.12.22

Nueva criaturita: "Buena cosecha"


Sin preámbulos justificativos. Hoy he venido a hablar de mi libro.

De mis libros. Por estas fechas, hace ocho años, me entró la fiebre. O me subió, porque he escrito (es decir, embadurnado páginas), mejor o peor (más peor que mejor) desde que tengo uso de razón. Siempre cosas que se quedaban a medias, con alguna excepción que nunca salió de un círculo muy pequeño (tampoco es que ahora el círculo se haya ensanchado mucho). En días como estos, los últimos de diciembre, pero del año 2014 empecé a borrajear lo que luego se convirtió en Variaciones sobre tres nombres, la primera novela que fui capaz de terminar. Una criaturita a la que tengo mucho cariño, no solo por ser la primera sino porque sigo creyendo que es lo más bonito que he escrito nunca.

Luego, basándome en un viejo proyecto, llegó El cerro de Garabitas, que, tras un proceso de crowfunding (traducido al castellano, un proceso de acoso a familiares, amigos, conocidos y compañeros de trabajo para que aflojasen la pasta necesaria) se publicó en la editorial Libros.com...

Llegados aquí, os tranquilizo. No os voy a enumerar todas las novelas que han salido de esta mente calenturienta. Me detengo en El cerro... porque ahí aparecieron Susana Gutiérrez y Carlos Mena, entonces subinspectores de policía los dos (Susana ascendió pronto, Carlos es algo menos constante). Allí eran personajes secundarios, apenas presentes en uno de los dos interludios que tiene ese libro. Sin embargo, desde entonces sus casos han ocupado diecisiete novelas y varios relatos cortos. La que hace el número diecisiete es que la protagoniza esta entrada.

El título, Buena cosecha, se lo he pedido prestado a mi chica y a sus amigas del colegio. Espero que me perdonen la ocurrencia. Y es que he hecho reunirse a Susana con sus antiguas condiscípulas en un evento que tenía que ser un alegre reencuentro y acaba mal... Y aquí me quedo. Si tenéis las suficientes curiosidad y amabilidad, os haréis con la novelita (muy asequible y gratuita para quienes estéis suscritos a Kindle Unlimited).

Pero no es el único préstamo. La propia historia lo es, o más bien su origen. El pasado mes de mayo fui yo quien asistió a un encuentro como ese en mi antiguo colegio, que este año que concluye ha cumplido su 75º aniversario. Fue agradable volver, pues hacía mucho que no pasaba por allí. Las cosas habían cambiado bastante, empezando porque ahora hay Educación Infantil y eso se nota en las instalaciones. Y hablando de estas, también han surgido una nueva iglesia (que ahora es parroquia del barrio) y un gran polideportivo. La pena fue que no me encontré con ninguno de mis compañeros, los que hasta 1983 estudiamos allí la EGB y el BUP (por entonces no había COU). Me hubiese gustado. Y, a pesar de la decepción, de allí me surgió la idea para esta novela. Evidentemente, Susana estudió en un colegio femenino de su barrio, Chamberí, que no cito aunque no será difícil de localizar. Sin embargo, la descripción que hago de él se corresponde con el mío. Si alguno de esos condiscípulos a quienes no vi acertasen a leer el libro, seguro que lo reconocerían. Y quizá alguna cosa más.

La cubierta no es casual. Evidentemente, lo de diseñar no es lo mío (es obra de quien esto escribe), pero quería que tuviese cierto significado. Al igual que yo, Susana estudió Farmacia y luego trabajó de otra cosa. Fue la única entre sus antiguas compañeras que se decantó por esos estudios (bueno, más que decantarse, no le quedó otra al no darle la nota de Selectividad para ir a Medicina; eso también me suena bastante). De ahí ese libro de título terrible sobre el que aparece una foto colegial.

Ya lo he enlazado, pero insisto. Si os apetece conseguir esta novela, lo podéis hacer aquí. Y esta es mi página de autor en Amazon.