No, no quiero decir que el mítico J.R. siga por ahí haciendo de las suyas. Me refiero a la polémica suscitada en las bibliotecas públicas de la gran ciudad tejana sobre el acceso de los usuarios de los ordenadores públicos a páginas con pornografía o contenidos sexuales. La cosa sigue porque al parecer los responsables políticos no se ponen de acuerdo sobre la forma de solucionar el "problema".
Mientras que algunos miembros de la corporación municipal son firmes partidarios de la instalación de filtros que impidan la entrada a páginas de ese tipo, otros optan por un tipo de control diferente. Serán los bibliotecarios los guardianes de la moralidad pública, bien que ayudados por la tecnología.
Se propone la instalación de unos programas que detecten cuándo un usuario está accediendo a páginas de digamos "contenido inapropiado" y que reaccionen mandando un aviso al bibliotecario de turno. Éste tendrá que dejar la actividad que esté desempeñando para acercarse al ciudadano en cuestión para advertirle de que lo que está haciendo está muy, pero que muy feo.
Imagino que en la biblioteca habrá que crear un grupo transversal para determinar qué páginas han de calificarse como de "contenido inapropiado".
A veces hay remedios peores que las enfermedades...
(¿Queréis leer la noticia?)
1 comentario :
Estimado Mixolidius:
Aunque me salga del tema de su artículo o “post”, me apetecía compartir con Ud. este enlace que quizás ya conozca:
http://sapiens.ya.com/borges-JL/
Lamentablemente, cuando pulso en algunos “links” de esta página (principalmente al ir a “mapa del sitio”), no se abren las ventanas correspondientes.
Saludos cordiales.
P.D. Referente al artículo del asunto Dallas, me imagino la situación del bibliotecario "regañando" al usuario, como en una tira cómica...
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