20.9.19

"Carambola": nuevo caso para la inspectora Susana Gutiérrez


Esta vez ha tardado más, pero ahí esta la duodécima novela que he dedicado a mi personaje predilecto, la inspectora Susana Gutiérrez. Poco os voy a hablar de ella, no sin indicar que esta vez me ha costado mucho sacarla adelante. En contra de mi costumbre, han sido muchos meses de gestación, con numerosos parones y ha habido que limar incoherencias y cambios de ideas que luego no fraguaron en el resultado final. Además, en estos meses que han pasado desde que en abril tecleé las primeras palabras ha habido momentos en los que el acto de escribir no ha tenido para mí el efecto catártico que siempre busco.

Por tanto, quiero más bien fijarme en el tipo de novela que es. ¿Policíaca? ¿Negra? Creo que ni lo uno ni lo otro, lo cual quizá sea buena cosa en esta época de superabundancia de escritores y dizque escritores (o de aprendices, como un servidor) de novelas de este género llegadas desde múltiples rincones del mundo y con un positivísimo auge de protagonistas mujeres. ¿Por qué digo que ni es policíaca ni negra? Los crímenes que resuelve mi inspectora no son más que excusas para hablar de lo que sucede a mi alrededor y expresar, por medio de ella, de sus compañeros y de sus amigos y familiares, lo que pienso sobre ello. En este caso me he explayado sobre las redes sociales, sobre su huida del mundo real, sobre las "estrellitas" de oropel que se forjan a su amparo, sobre los disparates y barbaridades que se dicen escondiéndose en su anonimato y, lo que es peor, el eco que los medios de comunicación considerados "serios" les dan, excesivo y peligroso. (Hasta me he inventado un nuevo oficio nacido a la sombra de Twitter, el de "buscamierda"). No se puede tomar lo que se dice en las redes como la vox populi, tal y como se hace hoy en día, porque luego nos podemos dar el baño de realidad en forma, por ejemplo, de resultados electorales inesperados para ciertos partidos muy presentes en las redes pero cuya vida fuera de ellas es más que precaria. Esto en el mejor de los casos, pues las redes sociales suelen dictar veredictos de culpabilidad que luego, aunque los cargos sean falsos, son imposibles de borrar del todo. Se han convertido en terribles altavoces de la típica charluza de bar o corrillo de escalera, que antiguamente no solían verter sus soeces excrecencias más allá de la entrada del establecimiento o el portal de la finca.

En todas las demás novelas protagonizadas por mi querida Susana he intentado tocar palos de este tipo. En ellas no solo se resuelven crímenes, se repasa ese mundo real del que tantas personas quieren huir. Me gustaría que la poquita gente que me lee se hubiese dado cuenta de ello...

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