A veces me planteo por qué tienen tanto "poder" las redes sociales y a la conclusión que llego es porque se lo dan otros. Y en ese "otros" incluyo no solo a esos malvados "hackers" y bots de oscuras intenciones, sino también a la prensa digamos "tradicional", que tira de ellas más de lo que debería. Esta misma semana hemos encontrado un claro ejemplo cuando esa prensa "tradicional" se hizo eco de un bulo lanzado a propósito, en concreto la presunta muerte del escritor Fernando Aramburu. Aquí lo que tuvo que decir la Agencia EFE:
AVISO | La Agencia EFE anula la noticia sobre el fallecimiento del escritor Fernando Aramburu.
— EFE Noticias (@EFEnoticias) November 19, 2024
Una cuenta falsa que se hace pasar por la editorial Tusquets informaba del fallecimiento. La editorial ha desmentido la información a través de su cuenta oficial. pic.twitter.com/ymVMiqxPje
¿Por qué se hizo caso a lo que dijo esa cuenta? ¿Por qué no se pusieron en contacto con la editorial por otras vías? ¿Por qué no preguntaron a la familia, amigos? La inmediatez. Había que publicarlo ya.
Qué peligro tienen las redes... En realidad, las redes no son un peligro, el peligro está en quienes las usan. Son como un cuchillo jamonero, que igual sirve para cortar exquisitas lascas de una delicia de Jabugo que para degollar a alguien, según quien lo maneje.
Todo esto me recordó una "conversación" que tuve hace ya muchos años con un célebre director de periódico en unas jornadas sobre prensa y redes sociales que se celebraron en la universidad en que trabajo. Por entonces yo acababa de empezar a moverme por las redes y me parecían una auténtica maravilla. No habían aparecido (o no proliferaban tanto) los bulos, las noticias falsas, los "bots" ni todas las plagas que ahora las asolan. Eran un punto de encuentro, donde poder hablar sin filtros, dicho esto en el mejor de los sentidos, es decir, sin que nadie quisiera dirigir nuestro pensamiento, solo intercambiarlos (al menos esa era mi percepción). Yo pregunté por la "hostilidad" que notaba en los medios "tradicionales" hacia las redes, esos medios que cada vez más preferían crear opinión antes que informar para que cada cual se crease la suya. No recuerdo la respuesta que, de todos modos no debió de ser muy concluyente (sí que me viene a la mente cierto "encogimiento de hombros"). El caso es que desde entonces noté que con las redes estos medios hicieron lo que actualmente ocurre con la inteligencia artificial, esto es, aquello de que si no puedes con tu enemigo, únete a él. Y a causa de esa inmediatez, ese "síndrome de la inmediatez" con el que he encabezado esta entrada, la prensa cada vez más se ha apoyado en lo que encuentra en las redes para conseguir la primicia, para lograr que me lean a mí y no al de enfrente. Esto lleva a lo de Aramburu. Me fío de lo que leo en las redes y tiro por ahí. Esta vez se descubrió en seguida, pero ¿cuántas veces no habrá pasado lo mismo y bien no se ha solucionado con tanta rapidez o bien la solución no ha tenido la misma repercusión que el bulo? Esto, hábilmente aprovechado por quien sea es lo que está llevando a tanta desinformación y a lo que principalmente se busca, que no nos fiemos de nadie, que no encontremos referentes informativos en quien confiar.
Además, crea una especie de ansiedad en los que utilizamos las redes que provoca que sucedan cosas como las que están pasando últimamente, con el trasiego de unas redes a otras, de una que ya no me gusta a otra que me parece estupenda, y sus consecuencias, algo de lo que espero hablar más adelante.
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