3.8.05

La caverna bibliotecaria: la catalogación



Resulta curioso que haya acuerdo entre dos sectores del gremio bibliotecario que podrían ser irreconciliables: los más rancios "intrusos" y los diplomados militantes: para ellos, la catalogación es la seña de identidad principal de la profesión. Pero no cualquier catalogación, sino la hecha conforme a las sacrosantas Reglas, que deben ser consideradas una especie de libro sagrado. En el caso de los "rancios" no es necesario explicar el porqué. En cuanto a los diplomados militantes, siempre recurren al tópico "ni ha visto unas Reglas de Catalogación" cuando se trata de ningunear al infame intruso. (En esos casos yo siempre suelo decir que, por fortuna, las Reglas de Catalogación más cercanas están un piso más abajo de mi despacho...)

¿Por qué aferrarse a unas Reglas que están absolutamente desfasadas? El formato MARC (Machine Readable Cataloguing), origen de las normas ISBD (International Standard Book Description) en las que se basan las Reglas españolas, se elaboró entre 1965 y 1969 y se convirtió en norma ISO en 1973. Ya ha llovido. Los ordenadores han evolucionado. Ya no es necesario un ingeniero para manejar bases de datos, ni un formato tan complejo para insertar registros en ellas. Desde hace ya bastante tiempo, los nuevos sistemas de búsqueda hacen innecesario encontrar un encabezamiento para un registro (paradigma de la catalogación "tradicional"), algo que para un "rancio" puede suponer toda una mañana de trabajo. Y eso para lograr algo que tenía sentido con los catálogos de fichas de papel en armarios, pero no con las bases de datos actuales. De lo que se trata es de que los usuarios logren encontrar con sencillez y de forma rápida lo que buscan: esos son los elementos de éxito de un catálogo (algo muy fácil de conseguir con los sistemas actuales de bases de datos), no que la descripción bibliográfica sea de una calidad exquisita conforme a las ISBD. ¿Para qué usar -y no querer adecuar a los tiempos que corren- unas Reglas y un formato vestustos, desfasados, ambiguos, que crean problemas en lugar de resolverlos...? Soy incapaz de comprenderlo.

¿Por qué los "rancios" y los diplomados militantes son tan refractarios al cambio? Ya ha habido intentos de simplificación. Creo recordar que hace algunos años unos profesores de la Universidad de Granada propusieron alternativas al obsoleto MARC y las normas derivadas de él, pero nadie les hizo ni caso. Siguen aferrados a un formato de bases de datos pensado para ordenadores de los años 60 del pasado siglo (véase la foto que encabeza este mensaje). Y están tan contentos. Además, cuando alguien critica las Reglas, dan la vuelta a la tortilla y agradecen el interés que se toma la gente por tan "querida" normativa. Tenemos la caverna entre nosotros y manda mucho.

2 comentarios :

Paco López-Hernández dijo...

Muchas gracias, amiga.

Paco López-Hernández dijo...

¿A que no adivina vuesa merced quién se va a reinventariar el fondo especializado a mano y él solito?