Mis más recientes conversaciones con colegas acerca de Second Life han tenido un denominador común. Bueno, más que denominador, calificativo: "frívolo". ¿Es SL frívolo?
Si hemos de hacer caso a los medios de comunicación, sí. En esta misma bitácora comenté esa noticia veraniega en la que poco menos que se decía que allí ya no entraba casi nadie y que los pocos que lo hacían era para "ganar dinero sin hacer nada o para cometer perversiones sexuales". No mucho más tarde también pude leer que un juzgado de la "vida real" (en Estados Unidos, como no podía ser de otra manera) había encausado a un "avatar" de SL por robo dentro del mundo virtual. Lógicamente, el objeto del robo no eran otras cosas que artilugios sexuales.
¿Quiere esto decir que en SL sólo se hacen guarradas o se baila para que te paguen? Creo que no. Afirmar algo así equivaldría a decir que en el Web sólo se cometen actos de pedofilia o que sólo se accede a páginas de contenido pornográfico. SL no es más frívolo o subido de tono de lo que pueda ser el propio Web. No todos los que trabajan con el Web tienen unas beneméritas intenciones o se están volcando para que el acceso a la información sea universal. Hay quien sólo quiere vender (sus) cosas, quien sólo informa de lo que le interesa, mintiendo si es necesario, y quien pone vídeos o fotos sexuales, unas lícitas y otras más que delictivas. Hay grupos terroristas que han colocado imágenes de crueles asesinatos y jovencitos que con sus móviles graban palizas y peleas para luego mostrarlas en Youtube y equivalentes. ¿No sería un poco injusto calificar toda una herramienta como el Web por estas actitudes reprobables, pero ni aisladas ni excepcionales?
¿Que hay quien considera que SL es sólo una paparrucha frívola para desocupados y pervertidos? Pues bien; la opinión es libre y errare humanum est. Quienes utilizan Internet sólo para chatear, para delinquir o para ver pornografía se están perdiendo todas las cosas útiles que le ofrece; lo mismo se podría decir de SL . Muchos bibliotecarios y profesionales de la información (y no sólo en Estados Unidos) se están esforzando por ofrecer en el mundo virtual unos servicios que sean divertidos y accesibles para un público amplio (¡que falta nos hace!) y se están aprovechando de unos medios que pueden ser más que interesantes en un mundo cada vez más pequeño donde el lugar en que uno se encuentre es cada vez más irrelevante para realizar cualquier actividad. Muchas bibliotecas están creando espacios para ofrecer sus servicios y para ampliar sus posibilidades formadoras de modo que los usuarios accedan cada vez más y mejor a la información. No permitamos que los árboles nos impidan ver el bosque.
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