15.7.05

¿Biblioteca o "kindergarten"?












Desde que empecé a trabajar en bibliotecas me di cuenta de que hay una gran cantidad de gente que cree que sólo sirven para que los estudiantes las ocupen en su época de exámenes. Hubo míticos debates sobre un asunto muy manoseado: ¿biblioteca o sala de estudio? Cuando llegan las épocas de exámenes a los alumnos parecen molestarles muy mucho esas enormes estanterías llenas de cosas que no utilizan (porque generalmente estudian apuntes). También parece que les molestan las pobres personas que tienen la infeliz idea de acercarse a una biblioteca pública en época de exámenes para leer una novela o el periódico. Inmediatamente han de volver a su casa, expulsados por esa horda de subrayadores de folios.

Pero no quería volver a reabrir ese debate, no sólo porque ya está demasiado trillado, sino también porque parece que ahora la disyuntiva es otra. Las últimas encuestas realizadas en mi biblioteca muestran que el principal malestar de los alumnos está en el ruido y el desorden que hay en la época de exámenes. Las mismas encuestas dicen que ellos saben de sobra que ese mal ambiente es responsabilidad suya, pero en lugar de hacer propósito de enmienda y decirnos que van a procurar ser más cívicos y responsables, nos piden que les llamemos la atención, que estemos encima de ellos y mantengamos el orden que ellos no saben guardar. En resumidas cuentas, convertir la biblioteca en una guardería. Por eso desde ahora será mejor plantear el debate de otra forma: ¿biblioteca o Kindergarten? (Por cierto, qué felices se quedan los papás en las épocas de exámenes...)

1 comentario :

Paco López-Hernández dijo...

Sobre los móviles en la biblioteca -problema que ya he dejado por imposible- tuve yo un intenso debate con un catedrático de la Universidad, pues él pensó que yo quería erradicarlos de la faz de la Tierra y no de la biblioteca, que era de lo que se trataba. Una cosa muy curiosa que me ha ocurrido recientemente es que en una encuesta que hemos hecho a los alumnos, más del 90% sabía que no se podía utilizar el móvil en la biblioteca; lo mejor fue que ¡el 80% decían que cumplían esta norma!